Aunque hace ya años que tomaste la decisión de no alcanzar el otro extremo del puente de la aurora, continuo hallando tus profundas huellas marcadas en la arena del desierto. Profeta del sol negro, predicador ambulante que con tu voz te atreviste a saludar al cielo, mientras en una jaula oxidada ocultabas las secuelas del abismo.
Fuiste el precursor furtivo de una religión sonora surgida del humo y del asfalto en una ciudad suicida. Mostraste misericordia ante el hecho de ser eclipsado por efímeros astros y discípulos aventajados. Durante estaciones veneraste los días oscuros y te mantuviste en pie, recio, renegando de cualquier pata de cabra que te ofreciese un cimiento.
Tan solo regresaste al jardín secreto para dejarnos un último obsequio con alma de testamento. No es de extrañar, los crudos presagios y tu inevitable destino siempre se pudieron advertir bajo el lecho de tus escrituras. Tras tu súbito final, queda la premisa de que la dulce euforia de tu canto nos acompañará durante toda la noche que nos resta. Siempre empuñando la promesa de que el símbolo de tu hermoso lazo al cuello nunca será blasfemado. Porque aunque fuiste esclavo del sonido y te proclamaste perro, en un templo de vinilo guardamos tu recuerdo, veneramos tu silencio.
Quizás en esta sociedad corrupta y plañidera, proclive a sacrificar a sus ídolos, no encontraste el lugar adecuado donde poder enterrar tus pecados o descansar de tus disturbios mentales. Tal vez, el día que intentaste vivir se le antojó tu cabeza sobre una bandeja de plata al arbitrario hombre de la cuchara.
Sea como sea, ¿eres consciente de que ahora que eres reliquia y almohada de huesos, has convertido en mártires a tus innumerables acólitos? Y tu los estás mirando con los brazos extendidos en tu pose de Jesucristo. Con tus espinas y sudario como si necesitaras ser salvado.
Pero yo prometo que nunca te alimentaré con mi dolor, que jamás me oirás decirte adiós. Incluso inmerso en el purgatorio de tu ausencia, seguiré recordando cada uno de los salmos que con tu sagrada voz de ángel oscuro convertiste en inmortales. Por los siglos de los siglos deseo que siempre te amen.
Texto: David Alva, redactor de contenidos.
Imágenes: I Am The Highway – Tribute To Chris Cornell.
Jesus Christ Pose Soundgarden single cover art.
Menudo pedazo de texto y homenaje a uno de mis cantantes prederidos de todos los tiempos, estoy sin palabras. Está claro que la calidad ya no está en las revistas, radio o televisión, sino en internet.
¡Muchas gracias por tu comentario! Sin duda, Chris Cornell ha sido una de las mayores voces de su generación y siempre formará parte de nuestras vidas.
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